Adolecentes, queridos 13 años

Pues en poco menos de un mes mi primogénito cumple los 13 años. La persona que existía hace 14 años en mí, no tiene nada que ver con la que habita hoy. Crecer y aprender juntos ha sido la clave para una crianza respetuosa.

Y ojo, que no fuí consciente del tipo de madre que quería ser, hasta que me planteé que tipo de hijo quería criar. Así fué como en vez de centrarme en lo que hay que hacer, le dí prioridad absoluta a descubrir como de capaz era mi hijo con nuestro aliento y apoyo. Saber que somos su impulso y su colchón, hasta que sea totalmente independiente, hace que nos planteemos la crianza de otro modo.





Ahora es más bien una cuenta atrás. Teniendo en cuenta que hay un punto final, al menos legalmente, a los 18 años. Desde el punto de vista psicoafectivo, podriamos decir que no alcanzan la madurez hasta los 21... y ya te digo yo que hay gente que no la alcanza nunca.

Pero ahora sí, piensa que son bebés, hasta el año de vida. Donde hueles a partes iguales entre el vómito y colonia dulce.

Luego pasamos a la infancia entre el año y los 6 años. Esas maravillosas escenas de rabietas y carcajadas fáciles entrelazandose hasta el infinito. Dejando a su paso mil noches sin lunas y conversaciones a medias.

Será un niño entre los 6 y los 10 años , la caída de muchos mitos y su opinión personal van a cobrar mucha fuerza.

Y sin darse ni cuenta, entrarán en la preadolescencia entre los 11 y los 13 descubriendo que el mundo es maravilloso y cruel al mismo tiempo.

Desde los 13 hasta los 18 estarán luchando contra sí mismos y buscando su espacio .

Y en cada etapa los cambios y avances tanto en el plano físico como en el mental o emocional, les preparan para la vida adulta. Y si no les apoyamos y les tratamos valorando y respetando sus opiniones, crecerán al mismo tiempo que se alejen de nosotros.


Esto me lleva a recordar, lo difícil que es para un adulto sanar heridas de la niñez. La mayoria, en gran parte vienen de las aspiraciones de los demás, llegando a la frustación absoluta a los 30 años, cuando empiezan a ser padres sin haber gestionado todos esos nudos interiores.... Por eso, es tan esencial, que pensemos que clase de crianza quieres dar.

Mi generación tiene el privilegio de cortar patrones arraigados intergeneracionales. De una manera imperativa, tenemos y debemos contruir otro futuro para ellos. 


Mi primogénito, lucho desde quinto contra el acoso escolar. Un acoso, que pasaba por delante de profesores de una manera tan sutil que se hizo una bola gigante cuando apenas tenía 9 años. 

Recuerdo que un tarde explotó con un llanto irremediable, bajo mi rabia e impotencia, y me lanzaba la pregunta que más duele. ¿ y porque a mi? 

Le expliqué acariciendole el pelo en mi regazo, que no era él, sino sus valores. La sociedad está programada para tener miedo y mirar hacia otro lado. De manera que las accciones de maldad de otros acaban salpicando como un estornudo, a todos los que están alrededor. 

Y no porque estén adorando a las personas que tienen malicia, sino porque a veces , las cosas más insignificantes, ocurren en clase. Donde sólo son compañero y no amigos. 

La repercusión siempre lastima y castiga a quienes cortan el patrón y tienen la valentía de decir basta. 

Le dije, carño, tu autoestima tiene que estar siempre bien alta. NO te mereces esto, y ni siqueira es personal hacia tí, mañana será otro. Porque la mayoría de las veces, son traumas no resueltos de las otras personas las que les hacen tanto daño que sólo saben repetir lo que conocen. 

MI niño, tu eres inteligente , eres bueno y eres simpático a rabiar.  Vamos a hacer una prueba. 

Nos fuimos a un parque de otro pueblo y no tardó ni dos minutos en juntarse con otros niños y pasarse la tarde jugando y riendo. 

Aquella tarde, volvió feliz a casa y quitandose un peso de encima. Descubrió un mantra que se repetiria todo el curso.  

Y eso le valió para cuando la psicóloga del curso, le dijo que iban a sacarlo unas horas al día a otra clase. MI hijo contestó con la frente bien alta, yo no tengo un problema, deberias sacar  a estas cinco personas y que les enseñan empatía hacia los demas y las consecuencias de lo que están haciendo.

NO puedo decir que nadie dudara de sus palabras, pero me enorgullece pensar que las charlas calaron en lo más profundo de él, para construir una responsabilidad afectiva hacia los demás. 

9 años tenía cuando supo que no se puede huir de la gente, sino buscar todas las opciones posibles para convivir con los compañeros que tocan en clase. Lo hizo porque sabía que su madre estaba ahí como una leona para protegerle. 

Así es como el primer día del instituto dió paso al primer mes en el instituto y volvío a casa diciendome que si esto iba a ser así toda la vida. 

Le dije que sí. La vida va de esto, de ir superando obstáculos sabiendo que debes ser lo suficientemente inteligente como para saber ver en los demás quien está vacío o quien está pasando por una situación horrible en su casa. 

Que no quita que eso signifique que aceptes lo que suceda, pero si te lleva a entender el porqué y puedes buscar soluciones. 


Comentarios

  1. Cuando empecé a leer el texto pensé que era el mismo caso que el mío. Si educar bien a los niños, los acosan. Un b3so

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