El proceso de aborto. Segunda parte.


ANULANDO CITAS

El miercóles Jaume tenía excursión, estaba alegre y feliz. Iba a comerse una mona con chocolate con sus compañeros de clase.
Su alegría me llena de rebote, abrazo su cuerpecito suave y prieto  .

El miercoles fué un dia de reflexión en pareja. De exponer  en voz alta, de mirarnos a los ojos, de discrepar, de intentar encontrar consuelo, de intentar ver un futuro distinto...

El miércoles, volví al médico para la baja. No tenía fuerzas para contarle nada, cabizbaja le dí el papel de urgencias y estallé en llanto cuando me dijo que lo sentía.  Todavía no puedo controlar las ganas de llorar. Me invade una tristeza y las lágrimas brotan de repente.

Me aclaró algunas dudas sobre el resto del proceso y seguí en mi paseo por el ambulatorio. Me mareaba al subir escaleras, al levantarme de la silla o al andar rápido.

Tenía que anular mis citas con la matrona y las analíticas. No me crucé con ninguna embarazada al entrar en la sala . Pero cada vez que intentaba pronunciar "lo he perdido " un nudo en la garganta me dejaba sin voz.  Pregunté en la matrona si había algún grupo de ayuda por si lo necesitaba y me dijo que no conocía que existiera ninguno .

Salí de allí pensando en la suerte que tengo que ir acompañada de mi pareja. Cuantas mujeres habrán pasado por esto solas.... esto es terrible. Te deja vacia , mirando al futuro que habías escrito con ilusión, como arrancando páginas a un libro que ya tenía color.

Podría haberme quedado en casa en el sofá pero recoger a Jaume del cole y verlo salir corriendo hacía mí ,  sonriendo, me llena. Me evade por unos momentos de lo que está sucediendo estos días.

Y necesito sentirme llena y no vacía.
Al llegar a casa preparamos una tarta de galletas de chocolate , Jaume y yo estuvimos más o menos media hora en ello para dejarla en la nevera para el día siguiente. Media hora en que me olvidé por completo de los mareos y de lo que vendría después todavía.


48 horas después, misoprostol


El miércoles por la tarde sobre las seis me puse vía vaginal las 4 pastillas de misoprostol.
A la media hora empezaba a sentir un quemazón por dentro y calambres, como espasmos, pero suaves.

Me preparé para otra tarde dolorosa. Esta vez estaba concienciada de que sea igual de terrible, sin embargo no fué tan desagradable como esperaba.

Estuve hasta pasadas las once de la noche con espasmos, calambres y contracciones cada vez más dolorosas. Cinco horas de dolor en la cama , acurrucada hecha una bola vacía y triste... pero sin ganas de empujar.

Mi gata se quedó conmigo toda la tarde, cada vez que iba al baño ella se sentaba a mirarme y venia detrás de mí hacía la cama. Alargaba la mano y ronroneaba ... se subía a mi regazo y se sentaba.
Me arrancaba un ligero esbozo de sonrisa saber que tanto me quiere y sabía que algo no iba bien. Me estaba cuidando a su manera.

Sobre la una de la mañana me dormí y volví a despertar a las cuatro con molestias fuertes que no llegaban a doler. Era totalmente soportable, pero no me dejaban dormir. Espartano se levantaba asustado y preocupado y volviamos a la cama.

Pero a las cinco me volví a levantar , me despertó el hambre. No recuerdo cuando había comido, quizás algunas almendras por la tarde, no sé... Me acordé de la tarta de chocolate que habíamos preparado Jaume y yo. Dos trozos después me sabían a gloria.

Se despertaron todos sobre las 8 y el día amanecía otra vez.

Jaume empezaba la escuela de pascua, estaba súper contento porque el sitio  le encantaba y iban dos amiguetes suyos.

Cuando la casa estuvo vacia , lloré. LLoré por las ilusiones que se iban al tirar de la cadena, lloré porque me había comprado dos sueters premama,  lloré porque tenía una tela preciosa para hacer sabanitas para la cuna, lloré porque tenía que decírselo a Jaume,  a mi padres,  a mis hermanas, a mi suegra, a mis amigas, en el trabajo... 

LLoré porque quizás era mi último tren y me quedé con las maletas en la mano... 



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