RESPIRAR Y SEGUIR ADELANTE



Nadie te dice lo difícil que es respirar después.
Nadie te avisa de los altibajos, de las esperanzas que van y vienen, de los recuerdos que trasnsformas en tu mente.

Me dicen que no es bueno martirizarse recordando, pero yo no tengo la sensación de hacerme daño. Tengo la necesidad de recordarle. De recordar que ocurrió.
Tengo la necesidad de llevarle conmigo, de contar desde su fecha prevista de parto cuantas semanas tendría.

Necesito honrarle de alguna manera, gritarle al mundo que se llevó una maleta de ilusiones, de deseos, de esperanza y de mí. Se llevo una parte de mí allá donde esté.

A veces, cuando salgo a correr me paro a mitad del trayecto y respiro. Sin más pretensión que soltar lastre, soltar pena y tristeza y seguir corriendo.

Nadie te dice cómo llevar esto ni te avisan de la trizteza que se siente. Ni de que  de repente las lagrimas resbalan por la cara sin poderlas controlar.
Nadie te avisa que en el mismo día sonries, te lo pasas bien, y de repente hay algo que te recuerda ...y inicias un viaje a la nada. A vacio... y dejas de respirar... hasta que te acuerdas de nuevo que todo sigue.... y exhalas aire.

Tendría ahora un mes.

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