Carga mental de una madre trabajadora



Desde que nació Mauro, llevo una mochila siempre que salgo a la calle. Y da igual que sea sólo para comprar tomates, porque justo en ese momento decide evacuar las lentejas de ese día... o quiere agua y tengo que llevar una botella, pero tambien llevo un par de coches para entrenerlo si estoy en una tienda, y toallitas húmedas por si no puedo lavarle las manos,pañuelos, también llevo el tubo de arnica por si se da un golpe y una barrita para picaduras de mosquitos. En otro compartimento llevo bolsas de tela, mi agenda pequeña, el móvil, el monedero y las llaves. 



El día que no llevo algo, ese día me hace falta! Así que el bolso está lleno de "por si me hace falta". Más que nada porque vivo en un cuarto sin ascensor y no me apetece subir y bajar constantemente, con los 15 kilos de Mauro al brazo.

Siempre he usado agenda, pero de un tiempo a esta parte utilizo tres distintas. La del trabajo, la personal y la de mis cuentas de redes sociales/ hobbies.

Yo no vivo de las redes sociales, pero en alguna que otra me da la oportunidad de hacer talleres de decoración, pintura o manualidades y disfruto mucho aparte de tener un pequeño ingreso extra. Pero ya os digo que de momento no me sale rentable vivir de ello. 

La personal es totalmente necesaria. Alivia mi carga mental. Como si al dejarlo escrito me pesara menos. 

No sé si os pasa, la carga mental, son todas esas tareas invisibles para la organización y planificación de las cosas del día a día. 

Qué comer, conlleva qué comprar  y elaborar el menú semanal del que suelo tirar de fruta y verdura de temporada. 

Tener la casa organizada, empieza desde tener las habitaciones recogidas, revisar la ropa de los niños y no tan niños para hacer acopio de tallas y ropa fuera de temporada, para que me salga mejor de precio. 

Luego está la limpieza, que lo ideal es hacerlo por la mañana antes de que el peque se despierte, pero muchas veces no he dormido en toda la noche porque han tenido pesadillas o lo que sea, y esa media hora de más que estoy en la cama, hasta las 07:00, significa llegar tarde. 

Significa que no me da tiempo de desayunar con el mayor,  ni de recoger la casa , ni limpiar los baños, ni poner el lavavajillas, ni tender la ropa. Y eso se va acumulando a otras tareas del mediodia. Como limpiar la cocina cuando acabamos de comer, recoger, plegar y guardar la ropa y empezar a preparar las meriendas y cenas. Porque por la tarde, señores, además del rato del parque, de ir a comprar comida o ropa o algo para la casa, también hay que estar pendiente de los deberes y trabajos del mayor, de recogerlo o llevarlo a alguna extraescolar, de asistir a reuniones del instituto, del Ampa, a la optica , dentista, a comprarle zapatos o calzoncillos o buscarle un libro para pasado mañana. 

Ojo, que no quiero decir que sea yo una criada. Estamos criando de manera que sean responsables de sus cosas, pero no dejan de ser niños siendo nuestra obligación  acompañarles y supervisar. 

Todo esto, entra dentro de los normal. Además si tengo la suerte de que cenen antes de las 20 cuando llega su padre, puedo ir un ratito a correr con las amigas, sólo un rato, porque hay que supervisar a la vuelta que las mochilas están preparadas para el día siguiente, que han recogido las toallas y la ropa sucia está en el cesto. Y echar un ojo para que no hayan juguetes en el suelo para cuando mañana por la mañana se encienda la conga no se enganche con un calcetín. 

Si llueve, añade a esto estar vigilando que la ropa se vaya secando a tandas y que ellos estan con su energía al 70% pululando por casa. Y como no quiero que se pasen el tiempo viendo la tele, sacamos n algun juego de mesa o estamos haciendo manualidades. 


Sobre las 22:00 confesiones, besos y acumurrumacos para los peques antes de dormir y cenar nosotros. Preparar la comida del día siguiente, limpiar lo del gato, regar las plantas con el agua de las duchas y pasar el mocho cuando están dormidos para huela bien y no hayan piececitos marcados cuando se seque. 

Hoy además tengo que cambiar las barras de las cortinas y buscar lavavajillas nuevo porque se ha roto. 

Yo diría que encargo de un 85% o 90% de la organización del hogar y mi pareja un 15% o 10%. Vamos los sábados que yo me voy a trabajar y él se queda con los niños y las lavadoras del sábado. 


Porque además tengo un trabajo fuera de casa con horario reducido. Esto fué un consenso familiar antes de que naciera nuestro hijo. 

Las preguntas eran básicas, ¿ quien de los dos se reducia la jornada para estar con ellos? Si él aprovechaba para mejorar en su trabajo, quien se queda con su parte de las tareas del hogar? 

Es como un "lo haces tu que se te da mejor". Y sin saber cómo, ni cuando empezó tengo una carga mental que me lleva a repasar y repasar cosas antes de dormir para que no se me olvide nada. 


 “La carga mental es el sobreesfuerzo necesario para planificar, para tenerlo todo controlado, tomar decisiones y supervisar. Supone un desgaste mental que puede ser mayor que el físico”, afirma Cristina Mae Wood, psicóloga de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Sociedad Española del Estrés y la Ansiedad.


Ayer mi marido me preguntó que hacíamos este finde, porque tengo una lista por distancia en coche, de lugares o planes que me parecen interesantes visitar en familia.  Por ejemplo para el sábado en Ibi, hacen unas jornadas especiales del museo del juguete con cuentacuentos y otras actividades, y para el domingo veremos el Castillo de Almansa y el embalse. 


Pero ya estoy organizando un finde en Murcia para ver un laberinto vegetal que les encantan a los peques y de paso ver otras cosas. 

Y de eso, me encargo yo. Buscar la información a ratitos y anotarla. Ver precios de entradas y de estancias. Y como hace tiempo que iniciamos una economía familiar más consciente, pues vendemos cosas que ya no usamos para costearnos las excursiones. 

AL final con la reducción de jornada , entra el dinero a casa justo y hay muchas cosas extra que queremos hacer. 

Este lunes fuimos a la revisión de la óptica para el mayor y le tienen que cambiar los cristales de las gafas. Pero es que el mes pasado el coche entró al taller y salió con algunas cosas inesperadas. Así que la carga mental, también es economica, porque me encargo yo de llevar las cuentas en casa y controlar que no se nos disparen los gastos. 


Hace meses que no salgo a correr. Echo de menos a mis chicas, nuestro momento de risas, de retos y desahogo. 

No veo el momento de desconexión para mí. Que mi relación con otros adultos se reduzca a las reuniones del colegio, los cuentacuentos, salir a comprar o revisones médicas... me recuerda lo necesario que es, resercarme un par de horas a la semana para ir con amigasa tomar algo, salir a correr o perderme en la sierra en silencio. Pero como cada día tengo un listado infinito de cosas por hacer si voy sola no soy capaz de desconectar de mi propia carga mental. 

¿Es la sociedad que nos empuja a tener esa sensación de tener que cumplir con todo?¿ de cambio constante? ¿Somos nosotros que estamos estrando en un estado más consciente de todas las cosas que hay que hacer? Estamos al borde de la ansiedad desde que nos levantamos?


 



Comentarios

  1. Recuerda que también es necesario no hacer nada. Un beso

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    1. No hacer nada que maravilla- Es por eso que disfruto -el no sangrar más-
      Hermosa entrada
      beso

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  2. Me siento tan identificada... Y eso que ahora tengo a mi marido 100% en casa pero la que se ocupa de la mayoría de las cosas soy yo, excepto de las comidas el 90% del tiempo. Lo de la agenda imprescindible, hay gente que se ríe pero oye ponerme tareas diarias me hace ser más organizada.
    Besos

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  3. Como yo, sin agenda no soy nadie jajaja

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